2016 ha sido un año neutro, plano, de ésos en los que uno se alegra de pasar página rápidamente. De hecho no me he sentido con ánimo de hacer balance de mi tercer año como artesano (pido disculpas por ello). Ha sido como esos libros que comienzas a leer con ilusión y cuando vas por la mitad te das cuenta que no es lo que esperabas, y aún así lo acabas con la esperanza de que ocurra algo que le dé la vuelta a la historia. Si eres lector de verdad, sabrás que lo bueno de acabar un libro es que te predispone a comenzar el siguiente, totalmente abierto a aprender cosas nuevas de mano de gente nueva.
Los pasados días 12 y 13 de enero volvíamos a reunirnos en el Palacio de los Infantes, de Euroforum, en esta ocasión para celebrar las VIII Jornadas de innovación OPTIMA LAB. Sin duda alguna, una de las mejores formas de comenzar el año.
Tengo que reconocer que personalmente afrontaba estas jornadas algo desilusionado y con poca energía. Es probable que, al margen de mis sensaciones respecto a los resultados de 2016, el hecho de haber movido el encuentro de diciembre a enero, por temas meramente logísticos, me haya pasado factura. La buena noticia es que las jornadas, al margen de ser un claro espacio donde poder aprender, compartir y crecer, son una gran oportunidad para validar y reforzar nuestro compromiso. Un compromiso que va más allá del proyecto, centrado siempre en ayudar a las personas a que sean más felices.
Estas jornadas han resultado ser algo distintas a las que habitualmente veníamos celebrando. En primer lugar han sido algo más cortas. Tradicionalmente venían durando media día más. Aún así, a la luz de cómo han quedado nuestro tableros de Trello, diría que en cuanto a resultados prácticamente no se ha notado. Cuando trabajas de forma abierta, sin agenda y aprovechando bien los niveles de energía, los resultados saltan a la vista.
Por otro lado, la incorporación de Jordi Fortuny a la red de manera oficial. Aunque le seguía desde sus inicios como blogger, tuve la suerte de poder conocerle en uno de los café y productividad que se celebró en Barcelona, y desde entonces, de una manera u otra, no hemos perdido el contacto. Hace unos meses manifestó su interés en la red y nosotros encantados, ya que uno más a veces es mejor. Tras su incorporación no ha parado de aportar su punto de vista a la red. Estas han sido sus primeras jornadas, en las que su contribución marcó el inicio de una conversación que a día de hoy sigue viva y creo que lo seguirá estando por mucho tiempo: la comercialización de lo servicios profesionales dentro del ámbito de las consultoría artesana.
Diría que estas jornadas han estado centradas en dos grandes grupos: la estrategia comercial de la red y la responsabilidad social artesana.
Tras el análisis quirúrgico que nos hizo Jordi Fortuny de la red desde su visión más externa, y basándonos en la experiencia acumulada a través de estos últimos años, hemos llegado a la conclusión de que, ¿quién mejor que nosotros para vender lo que hacemos?. Como consecuencia de ello hemos puesto en marcha distintos proyectos dando paso a la proactividad, ya que tenemos claro que vender es artesano, después de haber revisado ciertas creencias.
Por otro lado, nos centramos también en dar forma y poner en marcha otro grupo de proyectos orientados a la responsabilidad social artesana (RSA), concretamente de cara a la iniciativa 2017 año de la efectividad personal y que próximamente iremos compartiendo en nuestros blogs. Gran parte de las jornadas la dedicamos a trabajar a fondo en un proyecto con el que particularmente ando muy ilusionado al igual que el resto de los nodos la red.
La vida del artesano no es sencilla. Ha de saber mantener un sano equilibrio entre distintas variables que pueden resultar vitales para su supervivencia. La adaptación es fundamental, ya que le permite aceptar las circunstancias, decidir respecto a ellas y actuar. Por otro lado la proactividad permite la anticipación. Todo esto es posible gracias a la efectividad, un camino largo que se ha de transitar día a día con los pies en el suelo pero con la mirada puesta en el horizonte. Esto es algo que tengo presente cada día.
En estas jornadas hemos mirado hacia dentro para poder dar lo mejor hacia afuera. Es por ello que 2017 va a ser un año de inflexión (otro más), de decisiones, de apredizaje, de acción. Un año en el que juntos seguiremos forjando el futuro.Quiero aprovechar y dar las gracias a mis compañer@s, y sobre todo amig@s, de OPTIMA LAB. A Paz Garde por recordarme que «todo empeora antes de mejorar», a Jerónimo Sánchez por sus sabios consejos y hospitalidad, a Cruz Guijarro por sus charlas a altas horas de la madrugada, a David Sánchez por el ejemplo que nos da cada día de superación y adaptación a las circunstancias, a Jordi Fortuny por subirse al barco y por compartir su experiencia y, por último, a José Miguel Bolívar por su plena confianza en nosotros como compañer@s de viaje.